El nuevo Plan General de Ordenación Urbana de
Valencia ataca la huerta y el entorno
Rafael Granell , Diagonal
València 13/03/15
El pasado 31 de diciembre se publicó en
el Boletín Oficial de la Comunitat Valenciana la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobada por el
Ayuntamiento de Valencia. Esta propuesta pretende devorar 415 hectáreas de huerta
– y dejar desprotegidas 300 adicionales-en las que se podrán construir 15.000 viviendas
y diferentes infraestructuras.
Tres son los espacios clave que se verán
afectados por el plan: la ermita de Vera,
el cementerio de Benimaclet y Sant Miquel dels Reis, declarado Bien de Interés Cultural.
Josep Gabalda, integrante de Per L’Horta, asociación que defiende la huerta y que
ha conseguido que todo el tejido social valenciano se haya movilizado para conseguir
que la alcaldesa, Rita Barberà, retire el plan, explica lo “desastroso” del PGOU.
“Desconectaría, por ejemplo, los parques
naturales del río Turia con la Albufera, o bloquearía en sus dos extremos el pulmón
verde de la ciudad [el antiguo cauce del río]”. Gabalda continúa con los equipamientos
industriales: “Se ha proyectado un nuevo polígono industrial cercano a Vara de Quart,
en una zona donde en kilómetro y medio hay otros tres medio vacíos”. Asimismo, critica
una nueva autovía en proyecto en una de las zonas de mayor valor ecológico, o la
dotación de 60.000 metros cuadrados para otro centro comercial en una ciudad saturada
de éstos. “Igual que Rita destroza el valenciano, da la sensación de que no le importa
nada la huerta valenciana, en vez de enorgullecerse de ella y ponerla en valor activo
para la ciudad”, apunta.
El PGOU desconectaría los parques naturales
del río Turia con la Albufera y bloquearía el pulmón verde
Mar Ortega, investigadora de la Universidad
Politécnica de València, incide en que nos encontramos ante un bien ancestral que pertenece a toda la sociedad, un sistema que
ha sido capaz de adaptarse durante siete siglos a los sucesivos acontecimientos
históricos. “Aunque probablemente no lo suficientemente ‘bueno’ para adaptarse
a la feroz especulación urbanística”, lamenta. También destaca la riqueza cultural
de la huerta: los síndicos de las acequias tradicionales de la Vega de Valencia
se reúnen semanalmente en la puerta gótica de la catedral formando el Tribunal de
las Aguas, que en 2009 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y
que podría verse afectado por la pérdida de terreno cultivable.
La lucha de l'Horta és Futur
Frente a este proyecto, diversos colectivos
y ciudadanos, bajo la plataforma Horta és Futur, han sido capaces de presentar más de 20.000 alegaciones exigiendo la retirada
del PGOU. Entre éstas destacan asociaciones de vecinos, la Unió de Llauradors,
Acció Ecologista Agró, Salvem el Cabanyal, Salvem el Botànic u otras tan poco dadas
a la polémica como el Tribunal de las Aguas o el Colegio de Ingenieros Agrónomos.
El aluvión de alegaciones ha sido todo
un triunfo que ha desbordado a los técnicos del Ayuntamiento. Tal ha sido el éxito
que deja en el aire la revisión del PGOU
en la actual legislatura y es posible que el Ayuntamiento ya no pueda aprobar
el documento en marzo, extremo que dificultaría que la Generalitat lo sancionara
antes de las elecciones de mayo. No obstante, Vicent Torres, profesor de urbanismo
y especialista en movilidad de la Universitat Politècnica, denuncia que el Consistorio
ha formado “equipos de emergencia” para intentar dar respuesta a todas las alegaciones
a tiempo y que el plan sea aprobado con celeridad.
Mario Zamora: “El aluvión de alegaciones
ha desbordado a los técnicos del Ayuntamiento”
Torres evidencia lo innecesario del nuevo
proyecto, ya que no existen motivos demográficos ni de vivienda. “Para justificar
las recalificaciones, el Ayuntamiento proyecta aumentos de la población de 150.000
personas que no se corresponden para nada con una población estancada desde hace
tres décadas, una población que con la crisis actual se ha vuelto a situar por debajo
de los 800.000 habitantes. Actualmente pensamos que hay 60.000 viviendas vacías
y que los solares del PGOU vigente permitirían
construir 40.000 adicionales, lo que cubre absolutamente las necesidades de la ciudad
para las próximas décadas”.
Estos datos contrastan con un plan que
se hace a toda prisa, a sólo tres plenos
de terminar una legislatura que puede poner fin a 24 años de Gobierno del Partido
Popular. Según Torres, las razones para las prisas del PP por sancionar su nuevo
proyecto son principalmente dos. En primer lugar, habría “una serie de regalos en
los últimos años por parte del Consistorio”, ofreciendo terrenos para equipamientos,
cedidos a la Iglesia o a empresas o colegios privados, mantiene este profesor. Todo
esto, añade, estaría sin legalizar, y “esto podría crear problemas a sus amigos
del Ayuntamiento”. Así pues, con este PGOU se pretendería regularizar estos casos.
En segundo lugar, “los ricos no se han quitado el regusto de la burbuja inmobiliaria,
no renuncian a que se vuelvan a dar los felices tiempos de los pelotazos”. Torres
explica que han comenzado a hacer labores de investigación para saber a quiénes
pertenecen muchos de los solares recalificados.
Según añade Josep Gabalda, este PGOU no
es un hecho aislado y muestra más bien un concepto de ciudad donde se niega radicalmente
la participación ciudadana: “Nosotros ya nos opusimos cuando se realizó el complejo
Sociópolis”, el proyecto más emblemático del urbanismo valenciano: 2.800 viviendas prácticamente abandonadas que
han dado lugar a un barrio fantasma. “En aquel entonces los responsables del
PP nos hablaban de que sería estudiado por todas las universidades de arquitectura
del mundo”, explica.
Este PGOU muestra un concepto de ciudad
donde se niega la participación ciudadana
Cuando se les pregunta sobre las alternativas,
desde las asociaciones en defensa de la huerta y opuestas a este plan urbanístico
explican que bastaría con cumplir la legislación vigente e impulsar la aprobación
definitiva del Plan de Acción Territorial de Protección de la Huerta, de mayor rango
que el urbanístico municipal, y no dejarlo en el cajón como en las últimas dos legislaturas.
Este plan explicita que “la huerta de Valencia, aunque es el paisaje cultural vivo
más relevante, carece de protección adecuada y se encuentra seriamente amenazada
por la actividad urbanística y la presión de las infraestructuras”.
Frente a este plan depredador y especulador,
todos los colectivos demandan una gestión abierta a la ciudadanía, con un nuevo
paradigma global que concuerde los diferentes intereses de todos los actores.
“Valencia es una ciudad con un potencial
enorme y la alternativa a esta expansión es la huerta valenciana como pulmón verde;
es el lugar de ocio y la cultura”, finaliza con esperanza Vicent Torres.
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